CRÍTICA A LA COMPETITIVIDAD Y POLÍTICA COMERCIAL MEXICANA
OMAR RODRIGO GARCÍA ARIAS.
El escenario de la globalización
tiene lógicas claras: las mercancías y capitales fluyen en búsqueda de mayores
tazas de ganancias, los obreros se encuentran sujetos a su estancia legal para
realizar su trabajo a bajos salarios para beneficio de las corporaciones que
competirán en el mercado global, para los gobiernos lo importante es
promocionar las ventajas nacionales que harán de los capitales su destino
temporalmente atractivo.
En
muchas naciones las políticas industriales se abandonaron para mantener sus
esfuerzos en captar la inversión extranjera con el discurso de la “competitividad
en una era global” pero la medición de la competitividad o su concepto mismo se ha tratado de definir, uno
de los más destacados en Bougrine [1].
Empezamos
por decir que la competitividad puede ser definida como la “habilidad para
competir, especialmente en mercados externos” [2]
refiriéndose a la habilidad de las
empresas para ganar acceso a los mercados extranjeros y mantener o aumentar sus
cuotas de mercado. Esta habilidad se ve afectada por factores como costos,
precios, calidad y diferenciación de los productos, entre otros. Por ello la
competitividad tiene un sentido equivalente a la competencia internacional
entre corporaciones transnacionales.
Sin duda
que el concepto de competitividad se ha traslapado para referirse al plano
macroeconómico de los países. Se considera que es indispensable políticas
económicas a favor de la competitividad porque “crea una economía y una
sociedad capaces de vender bienes y servicios en el mercado mundial, de forma
que las empresas logren una ganancia, paguen jornales justos, provean trabajos
seguros y buenas condiciones de trabajo y respeten el ambiente”[3]
. Sin embargo los que resaltan el tema de la competitividad no abordan la importancia
de medir la capacidad nacional de vender en el mercado mundial, tampoco que
sucede con la relación de la justicia distributiva con el comercio y mucho
menos me parece que la consecuencia de la competitividad, según lo citado,
venga a significar la definición misma.
En fin,
después de esta crítica veamos que se dice sobre la Competitividad en la
empresa; bueno pues en este sentido siempre se juzga la competitividad por su
rentabilidad, costos de producción, productividad y cuota de mercado. Así nos
conducimos a que en una economía de mercado la competitividad de una empresa
debe compararse a la de sus competidores. Es menos rentable (y por lo tanto menos
competitiva) que sus competidores si sus productos son menos atractivos que los
de ellos lo podemos razonar de este
modo empero nos queda una visión de rentabilidad actual o a corto plazo, y una
análisis de una fotografía no nos sirve como indicador suficiente de
competitividad; por otra parte la competitividad se debe considerar a periodo
largo que refleje los factores estructurales que están influyendo de un modo u
otro la rentabilidad de una empresa.
Efectivamente,
las comparaciones[4]
de costos de productividad en el ámbito de la empresa también puede extenderse
a la rama industrial o al sector en que operan la empresas y así continuar con
la comparación del desempeño de una industria determinada con la de otra región
o país. Obviamente las mediciones de un sector industrial lo que se manejan son
promedios y no reflejan las condiciones de las empresas individuales, a menos
que exista un cierto margen de homogeneidad. Cuando se disponen de suficientes
datos para hacer comparaciones internacionales, entonces la competitividad de
una industria puede medirse utilizando la ventaja comparativa revelada (VCR).
La VCR de un país se calcula[5]
sobre una base industrial o sobre la base de una mayor desagregación, o sea ,
por tipo de producto:
VCR
= ( Xij /Xi ) / (Xj/X)
La
definición de competitividad es menos precisa al evaluar el desempeño
macroeconómico de una nación; por ello la mayoría de las organizaciones
internacionales han enfocado sus mediciones en indicadores cuantitativos. Por
ejemplo la OCDE se basa en costos y precios diferenciales, además considera a
un país competitivo si su balanza comercial es superavitaria[6].
Como
conclusión enumero los problemas más comunes de la medición de la
competitividad:
1.-El
uso de la balanza comercial, como indicador de cambios en el crecimiento y la
competitividad que conduce a confusiones.
2.-Las
organizaciones internacionales toman
como base únicamente cifras de comercio de productos manufacturados para
elaborar sus indicadores.
3.-Los
indicadores de competitividad señalados se basan en datos derivados de otros
índices, como el de precios al consumidor (IPC).
4.-El
uso de un precio promedio de exportación es también problemático porque no
puede dar información sobre el costo real de producción de una empresa determinada.
5.-El
uso de los costos laborales unitarios relativos (CLUR) como una medida de
competitividad internacional ha llegado a ser bastante popular y muchos
consideran una importante herramienta política.
6.-La
capacidad de un país para comerciar en los mercados mundiales es, de hecho,
medida por el tipo de cambio efectivo real (TCER). Este indicador se obtiene de
deflactar el tipo de cambio efectivo nominal (TCEN), para lo cual se utiliza
una variedad de índices.
El sistema de producción de maquila se instituyó en nuestro país
como un modelo que permitiera mayor desarrollo de la industria mexicana, sin
embargo, no hubo programas que fortalecieran ese sistema ni ideas que
permitieran que se aprovechara el proyecto en la dimensión adecuada y brindar
la llamada competitividad.
Cuando se firmó el TLCAN, unos creían que era el momento ideal para
aprovechar el sistema de producción transfronterizo, sin embargo, tampoco hubo
programas que permitieran concretar esta idea y, por el contrario, se propició
la importación de insumos de otros orígenes de tal manera que el valor agregado
en nuestras ventas al exterior es cada día más reducido. Como consecuencia, la
generación de riqueza en nuestro país es cada día menor por lo que en sólo
6 años hemos pasado del 9° al 15° lugar como economía mundial, en tanto
que la proporción de nuestra aportación en el PIB mundial, en el mismo periodo
pasó de 1.83% a sólo 1.64%, a la vez nuestra posición en el PIB per cápita pasó
del 47° al 59°. Como potencia exportadora pasamos del 12° al 15° lugar y, sin
incluir los insumos reexportados, nuestra posición descendió hasta el 28°
lugar.
La idea de eliminar los aranceles a los productos de importación
“para propiciar mayor competitividad de la economía mexicana” sólo muestra la
continuidad de la incoherencia y la improvisación en nuestra política de
comercio exterior. Actualmente, ningún país en el mundo está realizando una
“política de comercio exterior tan agresiva como la mexicana”, misma que sólo
propiciará que sigamos descendiendo en la escala mundial en todos los órdenes.
La reducción arancelaria sólo se podrá llevar a cabo cuando los empresarios
mexicanos cuenten con los mismos elementos, para producir competitivamente, con
los que cuentan sus principales competidores.
En
2008 sólo 30% de las exportaciones mexicanas eran resultado de procesos que
incluían netamente materia prima nacional, y el restante 70% estaba
condicionado a la importación de insumos.
Las
importaciones temporales se elevan poco a poco, pues en 1993, sin considerar el
petróleo, 78.5% de las exportaciones dependían de insumos foráneos, y en 2007
subió a 82.5%.
Incluido
el hidrocarburo, la cifra sería de 67.82% de los 51,832 millones de dólares que
se exportaron en 1993, y subiría a 69.54% para 2007, cuando vendimos al
exterior 283,233 millones de dólares, con base en la información del
Banco de México.
Aunque
en los últimos años la exportación mexicana registra crecimientos, la
importación lo hace a ritmos más grandes. Por ejemplo, en 2007 las ventas al
exterior aumentaron 8.6%, mientas que las importaciones se elevaron en 11.3%,
dejando una balanza negativa de 11,189 millones de dólares.
Los
productos de exportación que están ligados a las importaciones temporales de insumos
son: vehículos y autopartes, televisores, computadoras, aparatos de
radiotelefonía, conductores eléctricos, instrumentos de medición, productos
intermedios de hierro y acero, transformadores eléctricos, entre otros.
La razón está en que México
no ha logrado desarrollar cadenas productivas; por el contrario, cada día
depende más de insumos extranjeros para realizar la producción orientada al
mercado externo y también preocupante es que el mercado interno no está en
condiciones de competitividad ni local ni globalmente hablando. El alto
precio de los insumos y de las transacciones en nuestro país causó que
perdiéramos competitividad, pero también debido a la falta de infraestructura que
permita crear cadenas productivas para integrar correctamente a nuestra
industria, y lograr así el abastecimiento del mercado interno de manera más
eficiente.
Desafortunadamente,
esa carencia de políticas nacionales nos lleva a que la industria maquiladora y
manufacturera de exportación no pueda abastecerse con insumos nacionales e
incremente sus importaciones de materias primas y bienes de consumo final.
Enrique Dussel Peters, de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expuso que en la actividad exportadora mexicana predominan 500 grandes firmas, pero en esta actividad las más fuertes son 300, pues entre las ventas al exterior de esas 300 compañías y de tres mil 500 maquiladoras se genera más de 95 por ciento de las exportaciones del país. ¿Cómo realiza el gobierno una política industrial o comercial con esas concentraciones de riqueza e interés de tan pocas empresas exportadoras destinadas a la exclusividad el mercado estadounidense?
Durante el periodo 1993-2007, las exportaciones registraron un incremento de 425 por ciento; sin embargo, ese aumento se debe en gran parte a las maquiladoras y a las empresas que contaron con el programa de importación temporal Pitex, que han sido integradas al Programa de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (Immex).
De 2000 a 2007, nuestras ventas
a países con los que no tenemos un tratado de libre comercio (TLC) se
incrementaron 193 por ciento, mientras que con nuestros socios en el mundo
aumentaron un promedio de 162 por ciento.
El crecimiento de las importaciones tuvo un comportamiento similar al de las ventas al exterior, pues las compras que hicimos a naciones con las que tenemos un TLC se elevaron menos que las que realizamos a economías con las que no tenemos un convenio mercantil.
El crecimiento de las importaciones tuvo un comportamiento similar al de las ventas al exterior, pues las compras que hicimos a naciones con las que tenemos un TLC se elevaron menos que las que realizamos a economías con las que no tenemos un convenio mercantil.
El objetivo del TLCAN de integración a través de un Área de Libre
Comercio en América del Norte cada día es más remoto pues México, por carencia
de programas, proyectos y estrategias en materia de comercio exterior y
competitividad, no pudo capitalizar la ventaja que representaba ser vecino de
EEUU y el único país de América Latina que tenía acceso preferencial al mercado
individual más grande del mundo.
La política de de comercio exterior de México ha mostrado una enorme
incoherencia durante estos últimos 19 años, misma que se manifiesta en el
descuido con que se tratado al mercado norteamericano y en la irresponsable
obsesión por firmar todos los TLC’s que fuera posible, con las mismas
deficiencias que tuvo con el TLCAN, es decir, sin programas, proyectos ni
estrategias realistas para aprovecharlos adecuadamente, y por que México no es
competitivo por el pobre desempeño de sus instituciones públicas y el reducido
desarrollo tecnológico.
[1] BOUGRINE, Hassan. Competitividad
y Comercio Exterior. En Revista Comercio Exterior. Vol 51 no.9 México. Septiembre
2001.
[2] TAMAMES, Ramón. Diccionario
de economía. Alianza editorial, Madrid, 1998.
[3] BOUGRINE, OPCIT pag 767.
[4] Hay que recordar que por
medir entendemos la capacidad de comparar con un patrón
[5] donde x representa
exportaciones de la industria i ubicada en el país j. Xi
representan las exportaciones totales del mismo producto, Xj son las
exportaciones totales del país j y X son las exportaciones totales del
mundo. Si la VCR es mayor que uno, entonces la industria i ubicada en el
país (o región) j tiene una ventaja comparativa internacional
[6] S= ahorro, I= inversión,
X= exportaciones, M= importaciones
(S-I)=(X-M)