LA ECONOMÍA MEXICANA 2014: A PROPÓSITO
DE LAS CIFRAS NO DICHAS.
Mtro. Omar Rodrigo García Arias
Bastante es la cantaleta de los
tecnócratas sobre la importancia del crecimiento económico sobre el desarrollo.
La diferencia de estos conceptos es clara; por un lado a las estimaciones
estadísticas de crecimiento porcentual de la riqueza que genera el país en un
año se le llama crecimiento; en el otro lado, tenemos que no forzosamente se
van a traducir esas tasas de crecimiento
en la distribución de oportunidades para mejorar el ingreso familiar, de
consumir más con esos recursos y de que el empleo sea estable para abatir la
pobreza.
Pues
muy mala noticia para la tecnocracia (de hecho para todos los mexicanos), que
la economía mexicana tenga, desde hace ya décadas, un crecimiento mediocre. El
crecimiento económico está muy por debajo del potencial que tiene el país. Las
expectativas vendidas sobre el crecimiento no sólo son de los empresarios
promotores de las reformas estructurales, sino de la partidocracia que mantiene
la propaganda de “vamos muy bien y en el rumbo correcto” con fines electorales.
Simplemente hay que recordar que la meta puesta en este gobierno para este año
fue de un crecimiento del 3.9% y la realidad es que se ajustó a un 2.7%, cifra
que es posible tampoco alcancemos. Así que es momento de abandonar la terquedad
de un sistema económico enfocado a crecer y de ahí partir a distribuir o a
generar desarrollo. La fórmula esta inversa.
En
los datos oficiales se ha dicho que hay 53.35 millones de personas en pobreza.
El consumo está relacionado directamente con el ingreso y el empleo; por eso encontramos
que las tiendas de autoservicio en México sólo han reportado un crecimiento
anual del 0.2%.
En
julio de 2014 la tasa de desocupación llegó a 5.47%, preocupante ya que es la
cifra más alta desde septiembre de 2011. En total hay 2.53 millones de personas
en desempleo, y las personas empleadas tampoco lo están en las mejores
condiciones salariales.
La
cuestión de los salarios es fundamental. El salario mínimo fijado en la mayor
parte del país fue de 67.29, sin embargo al hacer el descuento de los efectos
del incremento en el nivel de los precios el salario real es de 59.92. La
población remunerada con más de cinco salarios mínimos es de 3.32 millones de
personas, al comenzar este gobierno había 3.92 millones; la explicación no es
que la clase media está ganando más, por el contrario son menos porque
descendió su ingreso: ha crecido la población que gana sólo un salario mínimo
siendo de 6.56 millones (el 13.3% de la población económicamente activa) cuando
en 2012 eran 6.44 y si revisamos los números del rango de los que ganan de uno
a tres salarios mínimos observamos que estos pasaron de 22.01 millones a 23
millones en el mismo periodo.
Queda
claro que la explotación es parte de la política monetaria en México (y del
sistema); tenemos que las tasas de ganancia capitalista han crecido, casi a la
par de la producción. A pesar de ello, la pobreza aumenta y el salario pierde
poder adquisitivo. Un aumento en el salario mínimo sería de beneficio en estos
momentos ya que su efecto positivo significaría de que a mayor ingreso vía
salarios la población tiene mayor propensión al consumo y al ahorro, de modo
que las empresas tendrían más ventas y recursos para invertir, el Estado
recaudaría más sin subir impuestos y aprovecharía el margen para ampliar el
gasto público.
Ya
que tocamos el aspecto financiero, de nada sirve que la nueva reforma fiscal de
esta administración incremente la recaudación federal (se espera un 7% más este
año) a costa de afectar los ingresos familiares. Lamentable resulta porque la
recaudación no deriva en inversión para proyectos tangibles importantes pues el
gasto se dirige a consumo de gasto corriente.
Cabe
finalizar puntualizando que sistema neoliberal ha dado un empuje al capitalismo
bursátil; y la bursatilización de la economía no crea empleos sustanciales y sí
nos hace más susceptibles a las turbulencias financieras. La desregulación
financiera ha generado en México el crecimiento de las inversiones extranjeras
indirectas sobre las inversiones extranjeras directas; en el primer semestre de
2014 la inversión en cartera ha especulado inyectando 33 mil 397 mdd, siendo
más del doble de los 13 mil 906 mdd colocados en el primer semestre del 2013.
Comparando las inversiones extranjeras, tenemos que de enero a julio la
inversión directa que provenía del exterior contabilizaba 9 mil 732.5 millones
de dólares, muy inferior a los 33 mil 397 mdd de inversiones extranjeras
indirectas.