El Estado ha fincado su crisis en el seguimiento adiestrado de un modelo económico plagado de incompetencia e irresponsabilidad. La razón de existencia del Estado es la seguridad (de las personas, patrimonios, soberanía y territorio nacional) y el desarrollo humano (cultural, económico, social, etc.) sin embargo las políticas económicas aplicadas en la mayor parte de las naciones en subdesarrollo tienen que ver con un modelo económico: el neoliberalismo, que sostiene que los ciudadanos son consumidores y la protección a esta población se reduce a un Estado Gendarme, no más políticas económicas que apoyen al ciudadano en su desarrollo humano.
Para lograr la liberalización de precios, el Estado comenzó eliminando los subsidios y demás apoyos económicos a diversos sectores productivos: los campos, medianas o pequeñas empresas familiares y pueblos se quedaron solos ante la imposiblidad de competir con los grandes consorcios (muchas empresas fueron absorvidas por las inversiones extranjeras), se desprenden fenómenos como la migración, corrupción, delincuencia organizada en todas sus formas, etc. que fueron las válvulas de escape para muchos. Los precios de las canastas básicas en estos países son inalcanzables para muchas familias.
El libre comercio, se instaura con la firma de diversos tratados de libre comercio, las relaciones económicas asimétricas se legalizan y reproducen. La dependencia de los Estados en vías de subdesarrollo (este modelo esta orientando a la devacle y desindustrialización más que al desarrollo) se refleja en las necesidades crecientes de productos, tecnología, trabajo e inversiones.
El Estado atendió las indicaciones claras de sus acredores internacionales ante sus crisis de deuda de los 80´s. Según estos organismos una de las cuestiones que se tenían que resolver era la carga que significaba un Estado de bienestar, que atendía a las demandas de seguridad social y empleo a través de ser partícipe de la dinámica económica: las empresas estatales fueron privatizadas, unas con ganancias y potencial de liderazgo en el ramo (muchas de estas compradas por capitales extranjeros, familiares de políticos o empresarios beneficiados constantemente con contratos y conseciones) y otras empresas fueron llevadas a la quiebra para venderse en ganga.
Los trabajadores que fueron despojados de sus fuentes de ingreso, al igual que el resto de los que buscan trabajo se encuentran con un mundo laboral competitivo, esclavisante, inestable, mal retribuido y sin posibilidades de calidad en su seguridad social.
El Estado se volvió incapaz de guiar el destino económico del país, ha perdido un brazo de su soberanía porque finalmente esta tarea queda abandonada al mercado (un dios poderoso que sólo con su mano invisible puede regular y distribuir la riqueza). Engañozamente en las campañas políticas, en estos países que aplicaron las recetas de ajuste económico y sus reformas, es común escuchar campañas electorales con "promesas de empleo".
Y finalmente todo es mercancía.
Aqui un video que nos puede evocar a la PRIVATIZACIÓN DEL AGUA EN BOLIVIA:
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