lunes, 14 de noviembre de 2011

GEOPOLITICA Y GEOECONOMÍA COMO RESPUESTAS A LA CONJUNCIÓN DE CRISIS FINANCIERAS.


Estados Unidos y Europa se ha preparado para hacer frente a las crisis que de manera recurrente están impactando, entre algunas acciones que contemplaron fue la de tener un precio del petróleo muy cómodo frente al invierno, que no sólo se encarece sino que representa una desaceleración de la economía pues ni hay un estimulo para producir a costos elevados.

Por lo anterior, esta alianza tomo sus previsiones al repartirse el botín petrolero como consecuencia del apoyo al Consejo de Transición de Libia, en la misma semana que se le dio muerte a Gadafi, Camerón y Sarkozy acudieron a refrendar el apoyo a la construcción económica y política de Libia. Los compromisos de los libios no sólo son en materia de energéticos, puesto que los acuerdos no públicos van más allá y se requiere un complejo análisis en temas de seguridad y geopolítica que Europa le demanda a la región norte de África.
                                    

En cuanto al crudo, Repsol anunció que estaba listo para reanudar operaciones de extracción y comercialización en el país árabe, esta firma garantiza el abasto de crudo a Europa y a Estados Unidos; de modo tal que si observamos los países productores de petróleo más importantes, excluyendo a Venezuela, Irán y Angola, podríamos completar y esperar un sistema económico internacional que llega a acuerdos y cooperación energética más ágilmente pero a favor de las cotizaciones que se decidieran en Houston o en la escena de G7.

No cabe duda que el Pacto Atlántico está viviendo uno de sus mejores momentos desde aquel desencuentro que propició la administración de George Walker Bush –si bien los socios se aliaron para apoyar la venganza contra los Talibán en Afganistán (2001) por su conexión con Al-Qaeda, en la aventura de la invasión de Estados Unidos a Irak en 2003 no hubo acompañamiento de la OTAN- ya que sólo acudieron en comparsa España y el Reino Unido.  Esta nueva Pax Atlántica genera acuerdos con respecto al mapa geopolítico y geoeconómico necesario para fincar soluciones a largo plazo a la inestabilidad financiera internacional, con lo cual la hegemonía como consenso de organización del poder internacional sigue repuntando a Washington como el hegemón de las deciciones geopolíticas y geoeconómicas internacionales.


Los BRICS como economías emergentes están captando recursos en inversiones directas y en bursátiles, generando flujos importantes que desajustan las economías de Estados Unidos y varios países europeos. Las recomendaciones del FMI para volver más atractivas y capitalizables las naciones europeas en crisis son iguales a las medidas de ajuste económico que fincaron el modelo neoliberal en América latina, sin embargo la competencia con los BRICS resulta nada sencilla para estos momentos de inestabilidad financiera y presupuestal de Estados Unidos y países de los europeos en crisis (Portugal, Italia, Irlanda, Islandia, Grecia y España).

Una estrategia que sea duradera y que expanda los negocios de la Pax Atlántica se ha comenzado a instaurar, aprovechando la movilidad y cambios políticos en el mundo árabe.

La geopolítica y geoeconomía de la Pax Atlántica en el Magreb  y África del norte (comprende los países que van desde Egipto a Marruecos) es la de constituir una región buffer o colchón que; por un lado sirva para frenar la migración subsahariana con los supuestos peligros a la seguridad nacional que los conservadores europeos consideran representan como: la proximidad ideológica o de zonas de influencia con Al-Qaeda, no ser racial  y culturalmente parecidos a los europeos, y representar una presión o competencia con empleos que en momentos de crisis se requieren para los europeos; y por otro lado asegure mercados y ganancias a sus empresas en nuevos mercados   


Entonces la Pax Atlántica buscaría implementar como solución a su crisis de sobre producción la región buffer que consiste en: crear un corredor de maquilas con mano de obra barata que frene la migración subsahariana; puertos que incrementen el comercio con el sur de Europa; se aprovecharían los recursos energéticos para importantes firmas estadounidenses y europeas; nuevos mercados que con la publicidad y mercadotecnia seguramente tendrán una alta rentabilidad; por último la estrategia geoeconómica no termina ahí puesto que esta puede ser una región que poco a poco se transforme en un punto de apoyo para la expansión generalizada al Medio Oriente.


Es muy posible que la Pax Atlántica necesite un orden internacional que no pueda manipular a su capricho, los intentos estarán haciendo; por lo mientras al interior -de muchos de los países que conforman este pacto geoeconómico- las protestas y malestares seguirán subiendo de intensidad, y en el escenario internacional las economías emergentes continuarán en camino al desarrollo sin contradicciones o rivalidades pero sí siendo una férrea competencia intercapitalista.  








Omar Rodrigo García Arias
Washington-New York 2011